domingo, 26 de diciembre de 2010

Como una gran masa de plastilina.


Arriesgándome a sonar vieja y corriente, comienzo así: “la vida y un par de buenos amigos me enseñaron…” y no evito la frase aún aceptando que es de cajón porque aprender de la vida y los amigos es sencillamente eso, algo inevitable. Me enseñaron recientemente a entender el valor y la función del tiempo, que a mi parecer actúa como una masa gigante de plastilina: puedes tomar la cantidad que quieras, del color que quieras y moldearla como quieras, solo necesitas una buena imaginación y la cantidad precisa de dicha materia prima. 

A veces tomamos poca plastilina y nos ahogamos en imaginación lo cual hace del producto algo pequeño y tal vez sin algún significado que valga la pena, tan débil que se desarma rápido. 
Otras veces agarramos demasiada plastilina y nos hace falta imaginación, obtenemos una gran masa sin forma y al igual que la pequeña figura, sin mucho significado. 

Escribiendo la conclusión de esta metáfora me enredé un poco, solo un poquitico. Aún por mi cabeza pasan muchas cosas referentes a la situación que me hizo pensar eso. Tomen la cantidad de plastilina que se les antoje y concluyan ustedes mismos.