domingo, 26 de diciembre de 2010

Como una gran masa de plastilina.


Arriesgándome a sonar vieja y corriente, comienzo así: “la vida y un par de buenos amigos me enseñaron…” y no evito la frase aún aceptando que es de cajón porque aprender de la vida y los amigos es sencillamente eso, algo inevitable. Me enseñaron recientemente a entender el valor y la función del tiempo, que a mi parecer actúa como una masa gigante de plastilina: puedes tomar la cantidad que quieras, del color que quieras y moldearla como quieras, solo necesitas una buena imaginación y la cantidad precisa de dicha materia prima. 

A veces tomamos poca plastilina y nos ahogamos en imaginación lo cual hace del producto algo pequeño y tal vez sin algún significado que valga la pena, tan débil que se desarma rápido. 
Otras veces agarramos demasiada plastilina y nos hace falta imaginación, obtenemos una gran masa sin forma y al igual que la pequeña figura, sin mucho significado. 

Escribiendo la conclusión de esta metáfora me enredé un poco, solo un poquitico. Aún por mi cabeza pasan muchas cosas referentes a la situación que me hizo pensar eso. Tomen la cantidad de plastilina que se les antoje y concluyan ustedes mismos.

sábado, 9 de octubre de 2010

Gente play.


En mis últimas obligadas vacaciones familiares un día concurrí con una prima un centro comercial, íbamos muy casuales ambas, nos disponíamos a ver una película en los cinemas del lugar. Pero algo a mi alrededor no era normal. Duré varios minutos en darme cuenta de que era la gente, algo andaba mal. Luego pensé y me percaté de que era una mosquita en un vaso de leche, o más bien en una marea de leche, estaba rodeada de una buena cantidad de seres extraños. Hace algunas semanas reflexioné y descubrí el significado de ese tipo de gente.
La gente play. Volteo a cualquier lado y ahí están, camino en cualquier sentido (o hasta sin sentido) y ahí los encuentro hasta el punto en que he llegado a pensar que son una especie de plaga homogénea que comparte gustos, estilos, vestidos y hasta personalidades o tal vez vidas.  Si, eso son, una plaga, producto de una sociedad consumista, fashionista y que se deja absorber por lo que esté a la moda, sea lo que sea y cueste lo que cueste. Quisiera que algún día se pusiera de moda un espejo gigante donde se pudieran ver todos al mismo tiempo y yo, observándolos a lejos escucharía un coro de: “¡Oh, qué horror, somos todos tan iguales!”. Si lo bonito de la humanidad es que todos seamos diferentes, esta gente simplemente no es humana, y punto.
Pero bueno… si no puedes con el enemigo, únetele! Y entonces, qué haremos el sábado, no importa, lo que importa es q traigas el carro q combine con tus zapatos y tu bolso, sino es te combina, ni te preocupes por pasar a recogerme. Me vestiré de amarillo y negro y tomaré un taxi, gracias.

Sí, soy amiga del queso, y qué?!


Para las mujeres es muy fácil hacerse amigas de otras mujeres. Dicen que es algo “natural”. Soy mujer, sin embargo por mucho tiempo he pensado que existe algo entre las mujeres que es aún mas natural que esa “tendencia a hacerse amigas” y es precisamente lo que llamo una especie de rivalidad secreta que solo si eres mujer podrás entender. Rivalidad tal vez sea una palabra muy cruda o hasta exagerada, pero la verdad no se que otro nombre darle (si se les ocurre algo mejor, comuníquenmelo, se los agradecería). Esos comentarios que hacen entre mejores amigas sobre por ejemplo: lo horrible que se ve el nuevo look de Sutanita, del nuevo novio inmundo que se consiguió Perensejita, que a propósito, tuvo enredo con su mejor amiga, o simplemente sobre cuán bandida se ve Fulanita con la nueva ropa que compro para la rumba de hoy; son exactamente los mismos pensamientos que pasan por la mente de tu mejor amiga, la diferencia es que de su boca no salen ni saldrán NUNCA, porque cada vez que esta clase de pensamientos invanden su mente, recuerda el día en que te prometió amistad eterna (best friend for ever and ever), entonces es el momento en que simplemente te sonríe y te da un abrazo. Si, es así de cruel y tierno a la vez.

Ahora, teniendo esto claro, todos los días me pregunto: ¿Porqué la insistencia femenina en seguir teniendo amistades homosexuales? (entendiéndose por amistades homosexuales a dos amigas del mismo sexo, mujer y mujer; no amigas gays xD). La respuesta tiene que ver con aquella frase real, fuerte y muy sabia que dice: “Amigo el ratón del queso”. He ahí la explicación, para mi concepto errada, del porque un hombre y una mujer no pueden cultivar una linda y verdadera amistad, cosa difícil de creer en una relación mujer-mujer. Amigo el ratón del queso? Pues sí y qué? Me considero firmemente una ratona que prefiere ser amiga del queso y no de de otra ratona, que va a estar comparándose conmigo, mirándome con recelo o queriéndo deslumbrar a mis amigos los quesos y en el peor de los casos queriéndome robar mi queso (en el caso de que el queso sea un queso especial, saben a que me refiero ;-D).
Ser amiga del queso sin necesidad de comérselo es en realidad una experiencia muy satisfactoria, muy bonita y de la que muchas mujeres (ratonas como yo) se privan por principalmente dos razones: 1) el hecho de pensar que es mucho mejor que tu mejor amiga sea otra niña, idea que quién sabe de dónde habrán sacado. Un amigo te da una perspectiva desde el otro lado de la barrera, no está metido en el ruedo, te aconseja como lo haría un hombre, piensa como hombre, y te ve como amigo, pero también como hombre. Ratonas, no les suena mejor? Además 2) en este mundo abundan mujeres que no pueden resistirse a un hombre, porqué ser su amiga si puedes enredarte con él, pasarla rico, terminar en la cama un par de noches y seguir con tu amiga de siempre, con la que obviamente nunca pasará eso? Por Dios! Y perderme de la oportunidad de tener un buen amigo que no me quitará el novio, no envidiará mis vestidos ni mis maquillajes, no significará competencia para mi ante el QUESO que me interese de verdad? No, gracias, yo a eso… definitivamente PASO!
Para mí es así. Esto es lo que pienso. Los que me conocen saben que no soy feminista, ni machista, mucho menos gay ni asocial. No significa que no haya construido bonitas amistades con un par de ratones por ahí; pero si significa que pensando más inteligentemente (en lo que a mí concierne) es mucho mejor ser amiga del queso sin comérselo, que ser amiga de otras ratonas.
Ahh… y ante la pregunta que titula un libro sobre gestión gerencial que hace poco vi leyendo a mi papá “¿Quién se ha robado mi queso?” Para mí, la respuesta adecuada sería: “¡La desgraciada ratona de al lado!